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viernes, 14 de junio de 2013

Desde la calle Santander


Hola queridos cómplices lectores de mis letras mal…paridas, les comparto el siguiente texto que escribí el primer domingo de este mes durante mi corta pero placentera estadía en Panajachel. 

“Con una leve resaca comienzo a caminar esta  enorme calle, la calle donde vive Bob Marley, donde muchos extranjeros no levaron su ancla y adoptaron esta calle; porque esta calle también es de ellos y ellos son de esta calle,  la misma calle donde la etiqueta, protocolo y buenas costumbres no se acostumbran porque aquí la tradición es recorrer sus adoquines con un litro de cerveza en la mano, yo te escribo desde la calle Santander donde me cuesta entender por qué mi mano no va sobre tu hombro y mi brazo no te cruza la espalda, aquí desde la calle Santander te pienso; te imagino sin que te imagines que estando tan lejos te veo a mi lado,  y es precisamente aquí en la calle Santander donde la infinidad de coloridos tejidos artesanales  dan vida, visión y ambición  a mis sueños empresariales… Al horizonte del lago de Atitlan que se alcanza  ver desde aquí y a la calle Santander le haces falta tú para ser perfecta, porque mis deseos están desde la calle Santander hasta tus ojos café de insomnio”.


Twitter: @georgejuarez91

jueves, 4 de abril de 2013

Escribir para quien jamás nos lee


De nuevo estoy frente al computador apuñalando el teclado con mis dedos ignorantes de  mecanografía, una hoja en blanco en Word que aguanta con todas las palabras y sentimientos que quiero gritarle, pero… ¿para qué? si sé que no me va a leer,   ¿por qué escribir para quien jamás me lee? porque confesarle en estas líneas que hay veces en las que pienso  que Dios me envió un ángel vestida de mujer, sin alas pero con unos ojos de rayos de fuego del amor más ardientes que la de los Serafines, me hace profanar a Ezequiel  en (Ez 1:14) cuando dijo “como si fueran relámpagos”, haciendo referencia a los Querubines, pero ella es más veloz que un relámpago porque solo con verla me olvido del mundo y  de manera envidiosa construyo un mundo diferente, un mundo donde solo exista el amor,  las letras, el capuchino de vainilla, la trova, la pasta, el vino, la cerveza y la cumbia.

En cuestiones de amor mi alma es muda, mi corazón es sordo y mi mente es ciega, yo le escribo aunque jamás me lea porque soy cobarde y no me atrevo  a decirle que su forma de ser tan fea, a mí me parece aún más fea, le escribo aunque jamás lea que yo Jorge Juárez la sueño en mis insomnios, ella nunca sabrá que puse a su nombre todas las estrellas del cielo y sin embargo aquí sigo escribiendo para quien jamás va a leer que estoy enamorado del color rojo rosa que tiñe su nariz en defensa del frío. 

La angelita de pelo liso ignora  que la noche que me regalo, yo estaba tan feliz que llegué a desear tener el reloj de Bernardo y así detener el tiempo junto a ella, esa noche acabo, pero si la ficción me lo permite iré esta noche a buscarla en el DeLorean de Marty McFly y volveremos a vivir esa noche inolvidable. 
  

Escribir para quien jamás nos lee es aprender a preferir a escribir para quien jamás lo valora.  Escribir para quien jamás nos lee significa embriagar el alma y que confiese hasta el último sentimiento.

Escribir para quien jamás nos lee, viene valiendo madres si  se escriba con el corazón en la mano. 


Twitter : @georgejuarez91 


jueves, 7 de febrero de 2013

Mis 22 años


A principios del 2009 frente al museo de Artes Visuales del Parque Rodó en la ciudad de Montevideo Uruguay, hubo un cartel con la frase: Acordate que te vas a morir.



En mi cumpleaños veintidós  no los voy a aburrir escribiéndoles una autobiografía porque no hay grandes cosas que contarles, tampoco se adelanten en criticar mi locura y pesimismo  de escribirles sobre la muerte cuando estoy cumpliendo un año más de vida, un año más que suman veintidós donde esa cruda y ácida frase impresa en ese cartel se me vino a la mente, Acordate que te vas a morir, y es que ese recordatorio debe estar presente porque a muchos se nos olvida y la vida se nos pasa, la vida se nos va en tonteras y formalismos, la juventud se nos va en el haber cuando maduras,  siempre me ha parecido redundante decir vivir la vida, pero es tan cierto porque hay vivos que están muertos, vivos porque respiran y  tienen sístole y diástole pero están muertos porque no ríen, el Acordate que te vas a morir  se trata de ¡acordate de vivir! y de disfrutar más la vida, porque se acaba y no te vas a llevar nada más que el tacuche de tu funeral.

Yo nací la madrugada de un mismo jueves 07 de febrero pero del año 1,991  en el cual vine al mundo con cabello, quizá esa es la razón por la que tenga que ir tan seguido donde el peluquero, lo cierto es que siento, porque  soy humano, soy inmaduro, testarudo,  y quizá un veinteañero que sufre de la crisis del cuarto de vida, porque como dicen, es esta edad donde sé es demasiado joven e insignificante como para comprarte un convertible y huir con tu secretaria, pero también después sé es demasiado viejo para escribir en un blog el día de tu cumpleaños. 

Los veintidós años se celebran, así como se deben de celebrar  todos tus demás cumpleaños, porque siempre debemos recordar que nos vamos a morir, algún día, mientras ese día llega... ¡Vivamos!


Twitter : @georgejuarez91 

lunes, 14 de enero de 2013

Como si el tiempo fuera ayer


Corto relato de la visita de un ex novio:

Como si el tiempo presente fuera ayer regresó de noche a la misma calle que alberga la música de una vieja rockola, con más nervios que ganas de verla al igual que la primera vez  toco la misma puerta que toco hace seis años y de golpe como olas al mar volvió al presente cuando quien lo atendió fue una princesa que la última vez que la vio, apenas empezaba andar. Las cosas son distintas, ya no se trataba de  un adolescente semiatrevido buscando a una bella adolescente, ya no esperaba enfrente de su casa ver salir su silueta, ahora fue un  joven tímido esperando adentro de su casa ver salir a una joven que los años le regalaron el cambio de bella á hermosa.

Como si el tiempo fuera ayer salió con la misma mirada y expresión de extrañada sin saber quien era el tipo que la esperaba, como si el tiempo fuera ayer el saludo y la sonrisa fue la misma, no así fue la misma conversación de aquella ocasión donde dos colégialos  hablaron de música y tonterías, los años de por medio y la madurez que alcanzan a su presente hizo que estos dos chicos universitarios hablaran del derecho, realidad nacional y los problemas de su municipio.

El tiempo es tiempo no renovable que jamás regresa pero cuando él se despidió y caminaba de regreso a la casa de su madre, volvió a ser el mismo adolescente feliz  de haberla visto y de haber hablado con ella, volvió por las mismas banquetas y casas que siguen iguales, volvió a sentir miedo de caminar  por las mismas calles llenas de oscuridad, volvió y recordó una etapa de su vida que por su inmadurez en su momento no la valoro.

Como si el tiempo fuera ayer donde no le importaba nada, hoy le  importa todo hasta las cosas mas pequeñas, como si el tiempo fuera ayer, no puede esperar que sea lo mismo, pero si puede hacer que sea mejor, porque el ayer son gratos recuerdos y el hoy son acciones, porque les escribo un cuento que no es cuento y una relato que no termina con un punto final,  termina con los verbos de te extraño y te recuerdo y con tres puntos suspensivos… 



Twitter: @georgejuarez91